Una y otra vez oímos por televisión que nadie antes de la revolución ciudadana hizo esto o el otro por el país. Y en verdad ningún Gobierno antes que este persuadió a niños y adolescentes para que den su dinero (el de la colación) al Gobierno. El gancho que apela al candor de la niñez y a la ingenuidad e idealismo de la niñez y adolescencia: “Salvemos al Yasuní”.
No se cuestiona la frase ¿Para qué se quiere sacar el petróleo? Para alcanzar el desarrollo (o sea el nivel de vida de los desarrollados). Se les echa en cara a los desarrollados por destruir el planeta y nosotros queremos lo mismo.
El Gobierno no quiere darse la molestia de sacar el petróleo y pide limosna a los niños y a los extranjeros. Ningún otro país antes pidió “Denme dinero” tan descaradamente… y pide que se lo den para no matar a la madre de todos: la Naturaleza, ahora simbolizada en el Yasuní. La consecuencia no mencionada es que si no le dan dinero, la mata…. porque el Gobierno necesita la plata desesperadamente. Y el dinero recaudado va al presupuesto del Estado, o sea: a la compra de armas, a sueldos de las fuerzas armadas, a los subsidios de gas y gasolina a más carreteras… ese dinero no va al Yasuní.
En cuanto a la energía alternativa es muy bien sabido que no reemplaza a la energía “sucia” a los niveles de consumo a los que estamos acostumbrados. La energía solar alcanza para consumos modestos sin tantas “doras” -refri, lava, etc.-.
En cuanto a Galápagos, aquí también gastó plata el Gobierno en propaganda y realizar la maratón en la que -obviamente- están comprometidas las instituciones públicas. Galápagos contribuye anualmente entre 12 y 15 millones al presupuesto del Estado. Solamente contando el impuesto que pagan los turistas por entrar al Parque Nacional Galápagos y sin mencionar otras fuentes de ingresos. Parte del dinero debería ir a los otros parques nacionales que no pueden producirlo por no ser famosos. Se alabó a los niñitos que fueron a dejar su platita para el Gobierno.