El periodismo que está de luto y el Ecuador racional y humano debe mantener vivo el rechazo al asesinato de Javier, Paúl y Efraín, así como la condena sin atenuantes a los verdugos que les ejecutaron. Esos desadaptados enfermos de ambición que se escudan en supuestas ideologías anti imperialistas y que, dicen, luchan por reivindicaciones sociales, siendo que en ellos no caben sentimientos humanitarios porque se creen los dueños de todo lo que les rodea y, por tanto, no reconocen a las leyes que las civilizaciones han ido perfeccionando durante miles de años con el fin de llegar a una convivencia pacífica entre los hombres, deben ser perseguidos y juzgados; porque pretenden someternos con las armas a quienes no estamos en esa línea; por eso, en una manifestación de salvajismo de la peor calaña, secuestraron a 3 periodistas que se encontraban cumpliendo con su trabajo y les inmovilizaron con cadenas para que no tengan posibilidad de defensa, peor que aquellas torturas que solo se vieron en las épocas más oscuras de la humanidad, y les asesinaron cobardemente. Los gobiernos de Ecuador y de Colombia están tomando acciones con miras a frenar estos actos delictivos; hechos que no les gusta a los malandros; pero a los insurgentes nadie les ha dado un poder por encima de toda Ley como para admitir que esa es la causa para que se den los atentados; no puede ser que los gobiernos se sometan a la fuerza de estos grupos dejando en indefensión a las sociedades. Como un homenaje a los periodistas de EL COMERCIO y también por las otras víctimas, pongamos todo nuestro esfuerzo para superar la barbarie y lograr una vida digna, en paz y con armonía; ¡que nadie se canse!.