Por fin podemos ver el Museo Nacional, gracias a las personas que trabajaron por ello. Se cumplió mi deseo y lo tenemos de vuelta. Este anhelo me lo transmitió Juan Fernando Pérez. 31 meses estuvo arrumado, en los subterráneos del Banco Central; pero por fin volvió a su lugar, qué alivio.
Poco a poco parece que algunas cosas volvemos a recuperarlas, a la cordura, pues es en el caso del Museo, fue un pretexto, para dejarnos sin Historiar, no tenían razón para haberlo movido; no lo entiendo, no era necesario, me parece más una profanación. Con tanto lugar que tiene Quito, escenarios espectaculares y a algún vivísimo se le ocurrió sacarlo de su cuna y moverlo para arruinarlo en una bodega. Por fin podemos verlo, espero que este completo y que ya no se les ocurra moverlo a vez.
El Museo de oro de la Tolita, digno de una mayor preocupación, se lo debería inventariar y tratar de adquirir las piezas que se hallan en varias partes y en manos particulares, para obtener una mejor cantidad y calidad de piezas. La Tolita ha sido el mejor escenario de la labor en oro de América, nunca igualado. No hay estudios, sino muy pocos. Es una pena que hasta los sarcófagos de oro se han vendido al exterior y se hallan gran cantidad afuera…
Preocupémonos y que regrese el Banco Central a ser el custodio de nuestra gran Cultura. Ya que Quito dejó de ser un Museo de casas particulares que albergaban al igual que sus Iglesias un gran patrimonio arqueológico y de archivos. Ahora no es posible y deben quedar las piezas valiosas de nuestro País, como Patrimoniales.
¡Viva Quito, Patrimonio de la Humanidad y la mayor sede de museos propios de América!