La mujer ecuatoriana ha sabido engalanar la galería del espíritu patrio, embarcándose en los procesos revolucionarios para romper las estructuras de dominio y desigualdad, luchando desde tiempos remotos por la igualdad de oportunidades con el hombre, dentro del ámbito laboral y político. Grandes avances y costumbres han cambiado por la participación de las mujeres como compañeras de lucha junto al hombre en los enfrentamientos en busca de las conquistas y reivindicaciones sociales, gracias al esfuerzo y trabajo de ellas que de una forma u otra, han marcado la historia. Actualmente se pone en práctica los Derechos Humanos proclamados por la Unesco que manifiestan “que tanto el hombre como la mujer tienen los mismas oportunidades, deberes y derechos y deben ser tratados con equidad de género”, ya se oye su voz tratando de conseguir un espacio preponderante en un mundo que parecía ser dominado por los hombres, sin embargo, se habla que tenemos libertad en el sentido de expresión…¿verdad o mentira?…para nada, hay muchísimos casos de mujeres que en pleno Siglo XXI soportan opresión, hostigamiento sexual e incluso no se le permite opinar, se le corta la palabra cuando es parte de las directivas barriales o políticas por no estar de acuerdo con los lineamientos o procedimientos erróneos de la cabeza organizativa, aniquilando la participación de la mujer en la toma de decisiones y liderazgo, es increíble cómo se descomponen y se confabulaban los hombres cuando se topan con mujeres de temple varonil y de una conducta incorruptible.
No es extraño ver en organizaciones sociales cómo quedan en acefalía de mando porque no aceptan ser superados en experiencia y en conocimientos por una mujer. Más temprano que tarde tendrán que aceptar que la democracia está basada en la equidad de género y el respeto igualitario.