Ha fallecido en Quito un gran caballero y personaje, que vivió para sus grandes ideales: Dios, la patria y la familia: el Embajador César Valdivieso Chiriboga. Como creyente auténtico siguió la fe de que nos enrumba, como patriota fue un valeroso, hábil y firme diplomático que luchó por la paz y por la honra e integridad de nuestro terruño. Como padre y esposo guió con cariño y sabiduría a su familia. En todas las Misiones Diplomáticas en donde estuvo, fue un gran maestro de sus colaboradores y un invariable amigo que siempre nos dio sabias y cuerdas enseñanzas, puesto que aparte de su buen decir e inteligencia, estaba particularmente dotado de un maravilloso sentido común y una especial cultura. Sabía tomar algunos hechos de la vida con un sutil sentido del humor. Y obedecía sobre todo a los valores patrios y morales.
Fue un diplomático muy respetado en todas las capitales y misiones oficiales en donde representó al Ecuador, a veces en difíciles gestiones oficiales.
Amó a la Naturaleza, amó el paisaje andino, y, al terminar su brillante carrera diplomática, volvió a sus raíces familiares y se dedicó a su pasión por el campo y por las tranquilas labores de un hombre sano que cultivaba la sencillez y humanidad de nuestros mejores hacendados. Qué enorme diferencia media entre este gran patriota, siempre leal a la bandera ecuatoriana, y los falsos profetas “populistas” que, obedeciendo a consignas foráneas, tratan ahora de atentar ahora contra nuestra patria y los países hermanos, contra las instituciones republicanas y contra nuestras libertades. Frente a los desvariados que recientemente promovieron tantos desmanes y causaron perjuicios contra nuestro país, sus ciudades y los bienes nacionales, esplende la figura de un gran caballero y un recto ciudadano, verdadero amigo de quienes tuvimos la honra de trabajar con él por la patria.
Eduardo Mora Anda