El domingo asistí a una misa en la Catedral, oficiada por el Arzobispo de Quito, los invitados principales a esta ceremonia, eran, el Embajador de Israel, un rabino, el representante de los judíos en el Ecuador y muchas personas importantes, todos judíos, también estaban seguidores protestantes y, desde luego, muchos católicos. El Arzobispo recalcó que los judíos eran nuestros hermanos mayores y que teníamos muchas más coincidencias que diferencias, la esposa del Embajador, una reconocida artista, hizo la parte musical durante la comunión, preciosa su interpretación, y leyeron diferentes pasajes de la Biblia, la misma de todos, católicos, protestantes y judíos.
Inolvidable la ceremonia, los presentes, no nos cansamos de aplaudir, pues estábamos de acuerdo con el oficiante de que todos teníamos el mismo Dios.
Este es un ejemplo maravilloso en nuestro país de lo que se puede hacer frente a las diferencias, no necesariamente todos debemos pensar igual, tener el mismo credo hacer las mismas cosas, o estar de acuerdo en todo, lo más importante creo yo, es saber respetar a los demás, y desde luego respetar sus opiniones, costumbres, y cualquier diferencia que tengamos. Las diferencias existen, existieron y existirán, lo más valioso es que sepamos ser tolerantes y respetuosos.
Felicito por la idea innovadora, la misma que sí debería repetirse tal vez con la asistencia de alguna autoridad del Gobierno.