Con un atento saludo, y en referencia a la publicación de EL COMERCIO, del domingo 4 de septiembre, en la página 4 A, titulada ‘Sin vergüenza en la Cara’, firmada por el señor Martín Pallares, me dirijo a usted para expresar lo siguiente:
En la mencionada publicación se hacen afirmaciones gratuitas acerca de los supuestos gastos en que ha incurrido el Gobierno con motivo de la reciente campaña previa a la consulta del 7 de mayo. Aunque el señor Pallares no me ha nombrado, es obvio que al hablar de “la Ministra” se refiere a mi persona, puesto que yo fui la representante del señor Presidente en el tema de las franjas publicitarias en esa justa electoral.
Respeto como quien más el derecho de la prensa y de los periodistas a expresar su opinión, y en eso no me diferencio de ninguno de los funcionarios del Gobierno; sin embargo, usted convendrá conmigo en que el uso de ciertos términos no constituye propiamente una opinión sino una injuria. A pesar de que el señor Pallares pretende dar a la palabra “sinvergüenza” la significación original que se deriva de su raíz lingüística, es obvio que, desde el punto de vista semántico, es una palabra que ha adquirido un evidente sentido agresivo y es regularmente usada como insulto en el lenguaje habitual de los hispanoparlantes.
Por lo tanto, el señor Pallares ha excedido los límites que la ética impone a su profesión y ha demostrado, sin haberlo querido, la razón que asiste al señor Presidente cuando acusa a ciertos periodistas de abusar de los derechos de libre expresión del pensamiento.
Con respecto a la rendición de cuentas del sujeto político Rafael Correa Delgado sobre la campaña del pasado proceso electoral, debo indicarle que los documentos respectivos fueron entregados oportunamente el Consejo Nacional Electoral (CNE) y será la autoridad electoral la que deberá emitir cualquier observación. También hice llegar a usted oportunamente toda la sustentación de nuestro informe, quizá sería importante que se facilite una copia al señor Pallares.