Si bien es cierto que, en los últimos 25 años, se ha realizado un gran conjunto de obras en el Centro Histórico de Quito para ponerlo en valor; no es menos cierto que, ahí, aún hay necesidad de muchísima más obra para convertirlo en la joya histórico-turística de Latinoamérica.
Este emblemático sector está muy lejos de ser la joya latinoamericana que propongo (cuando tiene potencial para ello), precisamente porque su recuperación se ha hecho a medias, y, así, ha quedado pendiente la magna obra en su totalidad.
Por lo expuesto, el Municipio debería hacer todo el esfuerzo necesario para construir, de una vez, la estación de Metro en la plaza del Teatro; a efectos de que el ingreso y salida del Centro Patrimonial lo hagamos con dos estaciones. Esto daría lugar, primero, a un manejo más racional e integral de nuestro Patrimonio de la Humanidad y, segundo, a tratarlo con la prioridad que merece.
Si no demos un breve vistazo a los puntos críticos en su interior y cercanías: tugurización con casas deplorables, un mercado cochino (San Roque), malandrines y prostitución de mala muerte (bulevar 24 de Mayo), inseguridad y miedo (El Panecillo), etc.