En la historia del ser humano ha sido como un caudal que fluye por un largo cauce, que a través de escritos nos han dado la pauta de muchos acontecimientos que han permanecido en el anonimato. Quiero llegar a la huella de grandes personajes, héroes que se olvidaron de su epitafio, importantes gestas de seres humanos que colectivamente levantaron las pirámides del olvido y consiguieron el reconocimiento de sus derechos.
Los oficiales navales tienen la tarea más difícil ante sí y una norma que cumplir ante la sociedad de un pueblo: “Su deber, su honor, su lealtad, su cumplimiento como legado de quienes dejaron su marca en el sable del mando naval”.
Hablar del Sr. contralmirante Napoleón Cabezas Montalvo es referirse al engrandecimiento que tuvo la Armada Nacional, institucionalizándole con un Cuerpo de Infantería, además de una Aviación Naval acorde a la época.
Hoy solo sirve de razón para los altos cargos de mando superior que acojan de escalón multiplicador de jerarquías, que no hubieran sido posible tales ascensos como merecimiento inmediato.
¿Dónde queda el reconocimiento a tan distinguido oficial superior, sino había una fuerza naval competente? La misma gloria naval de Jambelí fue una moneda de olvido, pero este magno oficial recordó a los conciudadanos el Combate de Jambelí del 25 de Julio, honrando ese heroísmo con la perpetuidad de un parque del cañonero “Calderón”.