Cuando uno tenía que ir al mercado, hasta mal genio se ponía, porque era ir a sitios sucios, desordenados, llenos de lodo en la mayoría. Pero era necesario porque en el mercado las cosas son más baratas. Para mí, era un “castigo” y no quería que llegue el fin de semana porque fijo, hacer las compras para la semana y no se tiene tanta plata para ir a un centro comercial o al súper a comprar.
Ahora veo con gusto los mercados, con mi esposa salimos contentos. Es que se ve un cambio radical. Se ven estos sitios ordenados, limpios, con espacios amplios para caminar con los canastos y hay seguridad. La transformación de los mercados en Quito le veo extraordinaria. Son los mismos edificios de antes pero la inversión es digna de agradecer. Se puede hasta sentar a comer, porque los patios de comidas no tienen nada que envidiarles a los de los centros comerciales, la comida es rica, limpia y los precios son convenientes.
Las caseras ahora le atienden de mejor manera, son más amables y usan uniformes limpiecitos y tienen sus puestos ordenados. Realmente da gusto visitar los mercados, cuando hay las ferias de comidas o en la época de la fanesca, de la colada morada es un placer ir con la familia. Ahora, estos mercados son lindos y saludables.