Parece ya definitivo la contratación de 1 000 médicos cubanos que vendrán a trabajar en zonas periurbanas y rurales del Ecuador y que se enfocarán especialmente en la atención profesional a las familias, aplicando el programa de Salud familiar, que en Cuba funciona desde el comienzo de la revolución y que a través de los CDR (comités de defensa de la revolución) se ha implementado y que consiste que cada barrio tiene un médico familiar que convive con ellos y prodiga atención médica permanente a las familias, elabora sus historias clínicas y conoce su estado físico, mental y social de cada uno de ellos, existe además un centro de referencia para casos difíciles que llaman policlínicos donde se ventilan los problemas de las variadas patologías que se hayan presentado durante cada semana, esto ha convertido al médico en amigo de los habitantes que a su vez le brindan confianza y simpatía.
Las universidades cubanas preparan los posgrados de Salud Familiar que duran tres años para capacitarlos en esta función médico-social que tienen que cumplir obligatoriamente en su país. Los resultados al parecer han sido satisfactorios a lo largo del tiempo, así se explica por ejemplo el hecho de que la mortalidad infantil y materna en ese país sea la más baja de América Latina, aparte de otros valores en otros rubros médicos, también el aspecto del desarrollo turístico médico de gente de otros países que llegan a buscar alivio a sus males.
Nuestro país no tiene posgrados en el campo de la Salud Familiar, ya que la mayoría, por no decir todos, son especialistas y subespecialistas. En la actualidad, por los problemas del alargue de los horarios a 8 horas en los hospitales públicos y del IESS estos galenos han renunciado, ocasionando quiebras en este sector que es difícil de solucionar.
Los médicos de familia no serán la panacea, pero las universidades ecuatorianas tendrán que optar por estos posgrados para formar profesionales que en los próximos años vengan a paliar esta falencia y fortalezcan el sistema nacional de salud.