Incrementar la contratación de médicos mediante la reducción de los onerosos sueldos de altos cargos del Estado ha sido el discurso sostenido tanto por el Presidente como por los asambleístas, que se han sumado aunque sea a regañadientes. Pero este gesto, más de justicia social que de altruismo, en situaciones “normales”, sin duda que mejoraría en algo la calidad de la salud de muchos ecuatorianos. Sin embargo, en todo esto no hay hechos casuales sino causales: el IESS para este año ha reducido la inversión en salud en al menos USD 200 millones de lo presupuestado, suma que no solo representará una falta de medicamentos, sino que objetivamente se traducirá en un alto índice de agravamiento de enfermedades y un incremento de muertes evitables. Muertes y enfermedades que nadie las cuantificará porque a nadie del poder les interesa ensombrecer el quimérico milagro ecuatoriano. Hemos entrado en el juego donde el Estado tiene el poder de hacer vivir o dejar morir, bajo la coartada de que ellos incluso han puesto de sus bolsillos para que eso no suceda. ¡¡Los recortes en salud matan!!