“Cuando me toque a mí” como dice el título de la película de Víctor Arregui, espero poder hacerlo con dignidad y, sobre todo, en un ambiente profundamente espiritual. Como algunas personas a las que despedí y que dieron el paso en actitud tranquila, como si comprendieran a fondo lo que estaba sucediendo, dejando de lado los temas superficiales de la vida y dedicándose a los que no lo son. Mirando los afectos, a los seres queridos y a lo que no es material. Demostrando que la fe, de cualquier índole que esta fuere, es lo importante en esos momentos.