Matrimonio de homosexuales vs. todología

Que parejas de dos hombres y dos mujeres pudiesen acceder a la institución matrimonial y además a la adopción -reservado por siglos a las parejas de heterosexuales-, ha sido objeto de varios articulistas de este diario. Me llama la atención, como ciudadano, que sobre un tema tan delicado, profundo y de tantas aristas (legales, morales, sociológicos, religiosos, históricos, entre otros), se puedan pronunciar tantos articulistas de opinión (Srs. Pérez, Ortiz, Mantilla, Simons) y me temo que tarde o temprano, todos los demás lo harán. En efecto, si a nuestro Presidente dichos articulistas lo critican por “sabelotodo”/“todólogo”, bueno, ellos hacen lo mismo, con la diferencia de que el Presidente, por su alta función, sí está obligado a pronunciarse de todo el acontecer nacional, ellos no. Y lo digo con el mayor respeto hacia los apreciados articulistas de este diario. Luego, si un articulista desea pronunciarse sobre un tema que no es de su especialidad ni conocimiento profundo y global, tiene todo su derecho para hacerlo y dar su valiosa opinión pero, ¿acaso no sería correcto –y probablemente mejor- que lo haga mediante una Carta al Director, como cualquier ciudadano? (sin ánimo de ofender, pero probablemente será más leído). De esta manera, el público consumidor estará muy agradecido no solamente por la seriedad del diario sino por la franqueza y humildad del articulista y, si todo sale bien, por la erradicación de la “todología” en el país y, quién sabe (seamos positivos) talvez nuestro Presidente deje de criticar tanto a los diarios. De la misma manera, llama también la atención que siendo el tema tan profundo y de tales consecuencias (se habla de una transformación de la civilización), el Presidente, a pesar de ser considerado el “Todólogo N° 1”, con bastante humildad y sinceridad hacia sus convicciones, renuncie a dicha categoría (al menos transitoriamente) y considere pertinente consultar este tema con los involucrados, es decir con la ciudadanía, constituida, entre otros, por parejas de heterosexuales, quienes ciertamente y en virtud del principio de la igualdad, tenemos derecho a pronunciarnos, independientemente de lo que suceda en otros países.

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