Le sobra razón a Andrés Vallejo cuando en su artículo “Una mala vía”, EL COMERCIO del 21 de julio, cuestiona la construcción de la vía Collas que lleva al aeropuerto de Tababela, por ser producto de la improvisación y parte del derroche de recursos que caracterizó al gobierno de los 10 años.
El señor Vallejo recuerda cómo esa vía fue producto de la voluntad atropellada del jefe de Estado que resolvió que se construya Collas, sin estudios previos y dejando de lado alternativas que habían sido analizadas y seleccionadas por la administración municipal anterior. El diseño de esta vía fue modificado y resultó con un costo absurdamente elevado de USD 212 millones, esto es 18 millones por km., lo cual le califica como la más cara del mundo. La ruta Collas es una muestra más de que se dilapidaron los recursos públicos entre 2007 y 2016. El dinero ingresaba al fisco con la misma velocidad que crecía el afán por contratar toda clase de obra pública, sin licitación o concurso, aprovechando las continuas y reiteradas declaraciones de emergencia. Carreteras, hidroeléctricas, refinerías, escuelas, hospitales, aeropuertos, en fin.
Los autores de tamaña irresponsabilidad, que ha resultado en un Estado al borde de la quiebra, no pueden quedar en la impunidad, sino que deben recibir la sanción que corresponde al descalabro institucional y económico que causaron en la década perdida.
Francisco Rosale