En relación al artículo publicado el 4 de septiembre bajo el título “Las mascotas ponen a prueba la armonía entre los vecinos” me permito expresar que no son las mascotas quienes alteran la sana convivencia entre vecinos sino que son los mismos vecinos quienes por acción u omisión se encargan de hacer tormentosa la interrelación social.
Hacernos cargo de una mascota no es una decisión que se debe tomar a la ligera, es importante tomar en cuenta varios factores previos como son: tiempo disponible para dedicárselo, capacidad económica para atenderlos (no por ser animales se valen por sí mismos en todos los aspectos), historial médico sobre todo de alergias en los miembros de la familia, espacio físico disponible para la mascota entre otros. Esto con el objetivo de no ver a más animales en las calles.