Debo decir que no tengo el gusto de conocer personalmente a la dama Janet Hinostroza, pero como ecuatoriano me indigna la actitud abusiva de intentar acallarla, humillarla y hasta, en el marco de esa misma estrategia y desde el más alto nivel, haberle puesto un apodo.
Duele ver como esta cultura de los apodos tan propia de nuestro humor y creatividad, se torna vil y despreciable cuando, con saña, se la aplica a una dama y en condiciones de que quien se lo pone lo hace desde una posición aventajada.
Me pregunto, bajo las actuales lógicas del poder, ¿Acaso la caballerosidad, como actitud, debe ser entendida como un “vicio burgués” incompatible con la filosofía imperante? ¿Acaso el “momento de los caballeros” ya pasó y para siempre? Más respeto por favor a las mujeres, sean de la condición que fueren y se hallen del lado en que se hallen.