En cualquier ciudad en que el tráfico se haya convertido en un problema (y con más razón en Quito por su especial topografía), unas de las primeras soluciones es aumentar el número de estacionamientos ampliando así la capacidad de las calles, constituyendo los más prácticos los estacionamientos subterráneos que pueden tener una enorme capacidad y cuyo costo se paga sólo con el cobro del parqueo.
Desgraciadamente el actual Alcalde ha demostrado ser eficiente sólo en cobrar multas, aumentar impuestos, pero no se ha dado ninguna solución.