En el Ecuador enhorabuena, los antibióticos, y medicamentos antisicóticos o medicina neurológica o cualquier fármaco de uso delicado tienen que ser prescritos por un médico para ser legalmente adquiridos en una farmacia.
En cambio en lo que ha pesticidas agrícolas se refiere, cualquier persona lo puede adquirir de un almacén de productos agrícola, usarlo como quiera y finalmente y en muchos casos, utilizar sus envases para recolección de aguas lluvias, u otros fines, puesto que no existe una Ley o Reglamento que norme y regule el uso de estos tóxicos y sus envases. En el MAG, existen muchos reglamentos sueltos elaborados desde hace años atrás para cultivos específicos pero son inservibles, pues no prohíben ni definen a la persona que los adquiera, en fin, solo existe un mal llamado control que transfiere esta responsabilidad a las “Empresas Importadoras de Pesticidas, Comercializadoras etc.”. Excluyendo e ignorando al propio usuario y aplicador del mismo. Dicho esto, si nos llenamos la boca defendiendo el medio ambiente, nuestros ecosistemas y nuestros productos exportables, es necesario corregir tantas imprecisiones con relación a este tema y actuar con mayor responsabilidad moral y ética profesional.
Cuando un pesticida no es apropiadamente manejado y aplicado puede afectar la calidad de vida en diferentes formas, y por ello la cadena de responsabilidad comienza desde el MAG preparando a los llamados aplicadores quienes después de aprobar su examen obtienen la llamada “Licencia para aplicar pesticidas”; esta licencia los autoriza para adquirir cualquier tipo de pesticida en cualquier empresa comercializador, quienes a su vez llevarán un registro del movimiento de venta de sus químicos, constituyéndose ambos ante la Ley, en los directos responsables.