Los políticos no van en bus
Dijo una señora al escuchar varios comentarios sobre el transporte público en Quito. Seguramente por este motivo no han observado la calidad del servicio y no han pensado cómo mejorarlo.
Un ciudadano no residente en la capital, ve conveniente tomar algunas medidas que exige el sentido común, tendrían un mínimo costo y serían recibidas con agrado por los todas las personas. Las medidas harían referencia a los autobuses, a los conductores, al público y a la organización.
Convocar un concurso para diseñar el modelo de homologación de presentación limpia de los buses poniendo información indispensable y útil que facilite su identificación. Actualmente cada propietario adorna su autobús según su gusto.
Poner en el interior un cartel con todas las paradas del recorrido. Supresión de algunos asientos para ampliar el sitio donde ir de pie o poner los asientos laterales.
Obligación de hacer la limpieza diaria de los autobuses o al menos semanal y una revisión integral cada seis meses.
Conductores capacitados y uniformados que hayan superado pruebas sobre conocimiento de la ciudad, un examen sobre sus obligaciones de urbanidad y educación: respetar las paradas, primero parar y luego abrir las puertas.
Prohibición de apresurar el acceso y la salida de los pasajeros. Instalar un sistema de acceso y pago informatizado con tarjeta o metálico y/o, un torno de control.
Poner a la venta tarjetas con descuento según el número de viajes con o sin trasbordo, por días o por meses.
Instalar las paradas vinculándolas a la demanda con señales del trayecto que siguen las líneas de autobuses. Deben ser de materiales durables, anti vandalismo y disponer de una papelera. Igualmente sería oportuno convocar un concurso para un modelo homologable.
Imprimir en pdf el recorrido de todas las líneas de buses para poner en Internet a disposición del público y de los turistas.
Diseñar una campaña educativa con la participación de los estudiantes secundarios para que enseñen al público a usar y comportarse en los autobuses.
Lo dicho se apoya en el sentido común. No es fruto de grandes investigaciones ni de planes que nunca se cumplen. El señor Alcalde tiene la palabra.