Soy Emily Vera, tengo 19 años y estudio en la Universidad de Guayaquil, en la Escuela de Marketing y Negociación Comercial. Actualmente curso el quinto semestre y soy becaria nacional.
Cuando finalicé la secundaria sentía una mezcla de sentimientos, porque culminaba una etapa llena de experiencias y aprendizajes, pero también tristeza por dejar amigos y el colegio que fue mi segundo hogar.
Con tan solo 16 años me enfrentaba al sistema de admisión a la educación superior a través del Sistema Nacional de Nivelación y Admisión (SNNA).
Me preparé, únicamente, con los conocimientos que adquirí en el colegio y me presenté con dos lápices, un borrador, un sacapuntas y mi mente llena de sueños y metas.
Mientras realizaba la prueba, comprobé que no era de conocimiento, sino de aptitud. Logré un examen exitoso y obtuve cupo sin recibir ningún curso. Compañeras mías que tuvieron una preparación adicional no obtuvieron una puntuación para postular.
Con mi nota del Examen Nacional para la Educación Superior (ENES) logré mi sueño de ir a la universidad.
Elegí como primera opción Ingeniería en Marketing y Negociación Comercial, carrera que antes era autofinanciada y que gracias a las políticas públicas de gratuidad, ahora es accesible a cualquier persona que desee estudiar. Soy primera generación de mi familia en ingresar a la universidad y deseo cumplir mi sueño de obtener un título de tercer nivel.
Cada semestre me estoy enamorando más de mi carrera.
Al obtener un cupo a través del SNNA fui beneficiaria de una beca, la misma que mantengo por mis esfuerzos académicos. Los requisitos son estudiar en una institución de educación superior, un promedio no inferior a 8 y depender de un beneficiario del Bono de Desarrollo Humano (BDH), en este caso mi madre.
Probablemente, si no viviéramos en una época de cambio, hubiera tenido que suspender mis estudios.
Tengo claros mis objetivos y sé que en este nuevo Ecuador todos tenemos igualdad de oportunidades.
Después de culminar mi carrera aplicaré a una beca en el exterior para mi maestría y regresaré a devolverle a mi país las oportunidades que me ha brindado para convertirme en una gran profesional.
Los jóvenes que somos el presente y protagonistas de la generación del progreso, somos aquellos que apoyamos los cambios, vemos soluciones, visualizamos un mejor futuro para el país y actuamos con responsabilidad, teniendo un pensamiento crítico que contribuye a la construcción de una mejor sociedad.