El mundo entero tiene cambiado sus valores, el vandalismo y la destrucción se han vueltos símbolos de representación ciudadana, sin embargo, a partir de los acontecimientos en nuestro país, el mundo lo ha tomado como ejemplo. Chile, al igual que nuestro país unas semanas atrás, se prendió en llamas; el problema no es el hecho de protestar, que es un derecho, sino que este se ha convertido en una excusa para los que guardan odio en su corazón para salir a las calles y protestar por lo que otros tienen y ellos no, independientemente del trabajo de cada uno.
Nos hemos vuelto locos porque muchas de estas personas que han cometido actos de terrorismo han sido colocados en un pedestal y han promovido el caos. Me pregunto cuándo llegara el día en el que el ser humano logre entender que la culpa nos es de los ricos ni de los pobres, ni de los empresarios ni de los emprendedores. La culpa es de los ladrones y de los deshonestos, que han acabado con nuestra economía y han fomentado esta diferencia de clases.
Leticia María Pérez Ricaurte