El mayor problema de los ecuatorianos es la carencia de empleo, luego de diez años en que la iniciativa privada fue perseguida, asfixiada, el Presidente Moreno, sus ministros y voceros manifiestan que la política fundamental de este gobierno es la generación de empleo, pero del dicho al hecho existe un trecho.
La emisión de licencias ambientales para actividades exploratorias y de producción resulta ser la piedra angular que frena y en muchos casos elimina la generación de empleo; empresas o emprendimientos que cumplen con los requerimientos y solicitan una licencia ambiental para operar deben esperar incluso años para obtenerla, si es que finalmente la obtienen; muchos inversionistas se cansan de esperar y simplemente desisten.
A lo anterior se suma sentencias judiciales en contra de proyectos mineros, que según las mismas autoridades, cumplen con todos los requisitos legales, la tan prometida estabilidad jurídica no existe.
En el caso minero, en el 2010, el aporte de esta actividad al PIB Chileno alcanzó un histórico 16%, en Perú el 2017 fue de 10%, estos países reciben decenas de miles de millones de dólares en inversión anual; en buena parte, a ello se debe el sostenido desarrollo económico que presentan. En Ecuador este aporte aun no es significativo, pero dado el potencial geológico, con políticas visionarias, sostenibles y de confianza es factible alcanzar en el mediano plazo importantes aportes.