Es increíble lo que nos pasa, con la complacencia de todos los que integramos esta sociedad. Primero la desintegración del grupo, la corrupción política, la continua violencia de género, la ausencia de líderes. Ahora con la libertad casi absoluta en que vive la juventud, esa juventud tan llena de la esperanza del cambio.
Con la complacencia de la familia la mayoría de los jóvenes casi desde niños, 12 años en adelante, viven para la diversión que está a un paso de las adicciones que la circundan: licor, droga, sexualidad abierta. Ya no existe la formación en valores, la comunicación integral. Los jóvenes tienen abierto antes de tiempo el mundo para sus experiencias que casi con seguridad los llevará a ser adultos sin moral.
La prensa trae una información sobre la garantía que el Plan Nacional de Salud Sexual y Reproductiva (¿?) ofrece para promocionar las relaciones entre jóvenes. Esto, que definitivamente es un abrupto, no es otra cosa que una incitación permitida a la sexualidad temprana que trae, todos lo sabemos, consecuencias nefastas. Ahora se entregan, por parte del organismo mencionado, 5 clases de anticonceptivos gratuitos para ofrecer seguridad a las parejas –especialmente las mujeres-, de manera que incentiven sin ningún temor, ni rubor, sus relaciones.
Insisto, todo lo que ha sucedido en el país pasó porque lo permitimos, con la cabeza gacha como de costumbre; pero esto de aceptar y en cierto modo promover que niños y jóvenes abran sus sentidos antes de tiempo y den apertura a un libertinaje procaz, es inconcebible. El tiempo lo dirá, ya cuando sea demasiado tarde.