En estos ocho años ha habido total libertad para comunicarnos: en los medios de comunicación públicos y privados (prensa, radio y televisión); redes sociales; en fin. La Constitución y la Ley de la materia nos garantizan ese derecho.
El presidente Rafael Correa ha hecho uso de comunicarse (entrevistas, enlaces ciudadanos, Internet, etc.); partidarios de la Revolución y Ciudadana, opositores a esta, actores políticos o politiqueros, medios de comunicación en general, especialmente los articulistas de opinión, todos, absolutamente todos, hemos tenido ese derecho; “algunitos”, inclusive, han abusado del mismo, y así han dicho reiteradamente que dizque no hay libertad de expresión.
Todos somos comunicadores sociales, con título académico o sin él. A propósito, recuerdo haber leído este cuento: Moisés contrató los servicios profesionales de un experto en relaciones públicas para que consiguiera que Dios abriera las puertas del Mar Rojo, a fin de huir de la persecución de los soldados del faraón.
El comunicador social le dijo: “Maestro, tranquilo, yo me ocuparé de todo. Déjalo en mis manos; únicamente necesito un anticipo a mis honorarios profesionales, sin retención para el Fisco”.
Pasó el tiempo, los soldados estaban cerca de alcanzarlos, Moisés muy enfadado, le solicitó directamente a Dios que abriera las aguas para que pudiera pasar el pueblo judío. Lo consiguió.
Posteriormente, Moisés volvió a encontrarse con el técnico en relaciones públicas y le preguntó: “Oye chico, ¿de qué nos has servido?”. Su respuesta fue: “En esto de las aguas, en nada; empero, al menos te he conseguido un par de páginas en la Biblia”.