Se aprobó la ley mordaza y los asambleístas revolucionarios festejaron con besos y abrazos, faltaron las vacas locas, los palos ensebados y los petardos.
Quedaron prohibidos los linchamientos mediáticos pero para desconcierto de los festejantes la primera linchada fue su ley, que está siendo atacada y rechazada una y otra vez por los principales organismos internacionales y asociaciones de comunicadores de diferentes países del mundo.
Los ecuatorianos que no queremos un esparadrapo en nuestras bocas nos sumamos a este clamor universal de libre expresión que nos quieren suprimir. Ya es hora de que el gran jefe y sus corifeos comprendan que este es un país de ciudadanos libres que no aceptamos ningún tipo de cadenas. No habrá ley suficientemente poderosa que pueda acallarnos.