La muerte del reconocido futbolista Christian Benítez nos obliga a reflexiones sobre las condiciones de la gestión del futbol y su práctica deportiva. No se debe seguir manteniendo la impunidad que cobija a dirigentes de clubes que no cumplen sus compromisos contractuales y pago de remuneraciones a futbolistas, cuerpo técnico, nacional o extranjero, y a todo el personal involucrado.
Esta nociva y deshumanizante práctica sin sanción alguna, es atentatoria a los derechos humanos y a los principios del Plan Nacional del Buen Vivir, pues produce pérdida de autoestima y calidad de vida; impidiéndoles cumplir con los gastos del hogar y convirtiendo en víctimas a los hijos estudiantes, quienes son retirados de clase con vergüenza cuando sus padres no pueden pagar sus pensiones colegiales.
Técnicos y deportistas no deben ser vistos como una mercancía que se puede explotar arbitrariamente; pues sus derechos deben ser respetados. Se impone una inmediata reforma a la Ley del Deporte, buscando que proteja y defienda los derechos de todos. Señores asambleístas todos, glorias del fútbol ecuatoriano, vamos a homenajear al ‘Chucho’ Benítez.