El 25 de septiembre del 2012 fue publicada en el Registro Oficial la tan esperada Ley de Discapacidades, donde se establecía un sinnúmero de beneficios tanto para las personas con discapacidad como para los padres o representantes que eventualmente pueden convertirse en “Sustitutos”. Realmente me parece muy penoso y vergonzante que una Ley que se publicó con tanta expectativa y con tantos beneficios, la restrinjan a la mínima expresión y con un margen de beneficio tan pequeño que los beneficiarios serán reducidos a la mínima expresión. Soy padre de un chico con síndrome de Down que Dios mediante será mi dependiente por el resto de mi vida o la de él, y penosamente no podemos ser beneficiarios de la mayoría de los beneficios establecidos en la ley porque se acogen de tecnicismos sin fundamentos reales, ya que una persona con discapacidad tiene que estar en condición muy grave, es decir del 75% para que pueda ser calificada como tal y por ende gozar de ciertos beneficios. Es obvio que quienes hicieron la Ley y el Reglamento, no conocen o no saben lo que es ser padre de un chico especial y todas las implicaciones que ello tiene. Ojalá en un futuro se revea esta situación y tengamos una Ley realmente justa y equitativa y no minoritaria como ahora.