Es domingo, el río abajo está blanco y cristalino, el gallo cantó desde la cinco, digo cantó no lloró y no lo hizo entumido, sino alzó su cabeza, levantó el pico e encendió de optimismo la naturaleza, eso es despertar. Seis y cuarenta y cinco, rápido acomodarse en la “cueva” así le denomino a la sala de televisión. Afuera los personeros de una empresa , se han instalado ya para desinfectar a los carros que circulan. Empieza la misa en TV Familia, de Venezuela, el padre oficia la ceremonia divina y dice en el sermón: “ustedes deben trabajar por la paz y trabajar por esta es engrandecer a la patria y reclamar cuando algo está mal”, y lo dice en la Venezuela de Maduro. Salimos al comedor, la naturaleza se brinda en luminosidades, arriba la montaña es de todos, y las nubes se alzan como un velo intensificándola, se siente la luz. Quito debe estar en verano, con pandemia o sin pandemia verano es verano, en la ciudad más beneficiada con sol del mundo; ánimo “no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que la soporte “, el Diario EL COMERCIO nos ha brindado también luz, luz de edad y elogio grande a la amistad con Simón Espinosa, vida y optimismo con Monseñor Parrilla. La vida es justa y cada uno de nosotros tiene lo que se merece. Ánimo que esta patria, mientras se trabaje honradamente, mientras se pida a Dios, mientras se inculque valores en los hijos, camina. No es la riqueza material todo. Ya que hablamos de canto, de sol, de río, de esperanza, es hora de agradecer a los ecuatorianos que han hecho de su país mejor, es el día de levantarse con pie derecho.