Así se decía en épocas de Navidad y año nuevo, cuando en los portales y calles de la ciudad se jugaba a la “Quina” y algún participante juntaba con sus fichas un juego en su tablero mediante “una fila”, “cuatro esquinas” o “llena”; y al anunciar el triunfo, el cantor del juego, luego de comprobar su veracidad, decía “legal es el robo” y le entregaban el premio.
Así estamos ahora, pero no en juego, sino robo de verdad en grandes cantidades por parte de políticos, asambleístas, ministros, gobernadores, prefectos, gente de farándula, deportistas, etc. Y en esta época que enfrentamos la pandemia del coronavirus, aprovechándose el “estado de emergencia”, estos “sapos” realizan sus negocios con sobreprecios en la compra, importación o contratación de obras supuestamente para “beneficio del pueblo”, pero solo significa ganancias ilícitas para ellos, sus familiares o amigos.
Como dice el juego de la “Quina”, estos evasores se levantaron con el “santo y la limosna”, hicieron en su juego “fila” con sus parientes y amigos; “cuatro esquinas” con propiedades y “llena” con todo lo anterior, más dineros en efectivo en bancos de paraísos fiscales bajo el sistema de depósitos offshore (libre de todo impuesto).
La justicia ecuatoriana, poco o nada ha hecho para capturar a los evasores corruptos y recuperar los bienes y dineros robados; están casi todos libres gozando de los bienes mal adquiridos.
A esto se suma la última novedad en corrupción, que es la obtención de los carnés de discapacidad, que han servido para importar autos de lujo con exoneración de impuestos, con lo que el “jugador” haría una “tabla llena” y un premio completo en su “juego”.
En lo que va del presente año se han concedido 3 000 carnés ilegales y la importación de mas de 7 500 carros bajo la ley de discapacidad.