Ya casi había olvidado estas palabras, pero la actitud de la Asamblea Nacional me ha hecho recordar este episodio de hace como cuarenta años atrás. Muy cerca de uno de nuestros lagos andinos, un hombre indígena en estado etílico (avanzado) golpeaba con brutalidad a una mujer también indígena, en aquellos tiempos que no había defensor del pueblo, intervine sin ser autoridad alguna sino preocupado por un ser humano, y logré que esta persona recapacite, mejorando en algo su comportamiento. Sin embargo, para mi sorpresa la misma mujer a quien defendí me dijo, muy claramente: ‘vos para que te metes, ¡marido es, derecho tiene!’
Así es, volviendo hoy en día a la Asamblea Nacional, vemos el mismo comportamiento, donde deben prevalecer los derechos de la mujer, el agresor sexual, el que abusa de una mujer, sea o no un burócrata jefe de cuatrocientos burócratas llamado defensor del pueblo, debería ser inmediatamente destituido no por una minoría sino por mayoría absoluta de nuestra distinguidísima Asamblea Nacional. Pero no, el acusado, supuesto defensor del pueblo, invoca que está defendiendo a los atacantes a nuestra ciudad de Quito, para así lograr su indulto y de esta manera con oscura habilidad se mete en el bolsillo al partido indígena protagonista de estos eventos, donde por cierto como todo en nuestra justicia, ¡no llega a darse!
Ahora ya, con más fuerza, los verdaderos protagonistas de esos también oscuros eventos de octubre, estos autores intelectuales, se aprestan a solicitar su indulto, como que los quiteños vamos a continuar soportando el abuso de los de ayer. ¡Es hora de hacer un verdadero alto, reclamando justicia para Quito, como vigilar el comportamiento de estos asambleístas que confunden su labor y la desprestigian pues no fueron electos para dar indultos a ningún delincuente!