Quito es muchísimo más de lo que ocurre alrededor de la plaza de toros dice el Alcalde. Claro que Quito es mucho más que eso, es una ciudad con más de un millón de habitantes y la plaza se llena con 15 000 personas, pero la Feria Jesús del Gran Poder convocaba a turistas nacionales y extranjeros y convertía a las fiestas de la capital en un festejo internacional. Las fiestas de Quito, ahora se han convertido en una celebración local con algún festival musical por ahí, con la feria de Quitumbe por allá. Mal que le pese al Alcalde, las corridas de toros y todo lo que significaba ese evento imprimían un ambiente especial en la ciudad. Ahora, todo está apagado, no hay la clásica alegría quiteña. Gracias a la feria, más de 60 000 personas vivían de lo que generaba la fiesta brava.
Según el Alcalde, la gente de los alrededores de la plaza de toros está feliz porque ya no hay el caos que generaba la feria. Qué argumento tan pobre. Con ese criterio, debería eliminarse el desfile de la avenida de Los Shyris porque la gente que vive en ese sector tiene que tolerar los bloqueos que produce ese evento. Debe desaparecer el fútbol porque cada partido causa molestias a la gente que vive cerca. Por favor, ¿qué le pasa, señor Alcalde?
Dice el Burgomaestre que la decisión de que no exista la Feria Jesús del Gran Poder es una decisión de la empresa organizadora porque no vendieron boletos y el Municipio nada tiene que ver en eso. Pregunto: ¿Quién es el responsable de la mutilación de la que fue objeto la feria? ¿Quién planteó esa pregunta inductiva y mañosa de la consulta popular del año pasado? ¿Quién impidió el ingreso de menores de 12 años a la plaza? En realidad, no se sabe lo que le pasa al señor Alcalde.