El señor Presidente de la República está obligado a informar a la Nación la real situación económica con la que recibió el país al asumir el mando. No con el objeto de incriminar al Gobierno saliente, si no con el objeto de que el pueblo esté en conocimiento de la delicada realidad y comprenda el por qué, de las medidas austeras que tendrá que tomar, para evitar que el país caiga en un abismo que sepultaría la esperanza del pueblo de un medio de vida mejor.
No hay duda que el Gobierno anterior realizó obras físicas, que lastimosamente por la caída del precio del petróleo no pudo terminar algunas y dejó un endeudamiento externo e interno ,que según los entendidos bordean los 63 mil millones de dólares, una cifra que para amortizarla quizá se necesite unos 20 años, o quizá menos si se consigue el debido refinanciamiento.
Al momento solo hemos oído y visto declaraciones indirectas de los gobernantes saliente y entrante, que han motivado un resquebrajamiento de las relaciones dentro de Alianza País, pero nada más.
Creo que una vez que el Sr. Presidente se sincere con el país, debe hacer conocer su plan para reconstruir la economía. Debe esbozar su plan de desarrollo y conseguir el apoyo popular para su emprendimiento.
El financiamiento a través de los entes internacionales, lo veo difícil, pues, estoy seguro que impondrán medidas austeras muy severas, que minarían la autoridad política del Gobierno entrante. Pero, quizá dadas las circunstancias del exceso de capital en algunos países, en algunos lugares del mundo como Hong Kong donde las tasas no sólo que son bajas sino negativas, o como en Japón, creo que se debería tratar de negociar financiamientos en base al arrendamiento, a la administración de algunos de nuestros sistemas, como el de comunicaciones y el hidroeléctrico, que incluso no está completamente terminado.
No es lo ideal, pero es una posibilidad a fin de resolver nuestro histórico problema económico y avizorar un futuro mejor para nuestro país. Guillermo Dueñas Iturralde