El proyecto de la Ley de Tierras parece tener la intención de configurar un mecanismo en su administración para promover un aprovechamiento productivo, garantizar la soberanía alimentaria y evitar y regular las grandes concentraciones.
La tradición de la tierra debe analizarse y ojalá los historiadores den su opinión ya que se inicia con la venida de los españoles, visita nada social, sin “pase de cortesía” donde habitaban culturas aborígenes.
Conquistaron, invadieron y asolaron abusando de su poder bélico, pese a la resistencia valerosa de nuestros antepasados se llevaron todo, pero nos dejaron un “legado valioso”: el “acaparamiento de la tierra” que con el auspicio posterior del mestizaje de “élite”, el clero y la clase militar se consolidó este atropello social.
A los indígenas: páramos y alejados espacios de tierra y el “plato fuerte” a los grupos de privilegio que aún mantienen luego de seis o siete generaciones. Esto generó las grandes inequidades de la tenencia de la tierra y la “fresita del pastel”, el Ierac y el INDA adjudicando miles de hectáreas a sus amigos y más relacionados.
¿Será ético, justo y legal que se regule la tenencia de la tierra en el Ecuador?