En nuestro país, ya hace algún tiempo, se honra a los ciudadanos que se han destacado en diferentes ramas del quehacer intelectual. El galardón que se otorga es el máximo que puede esperar un ciudadano ejemplar. Se trata del Premio Eugenio Espejo. Corresponde al Ministerio de Cultura escogerlo dentro de las ternas que envía la Presidencia de la República.
Somos del criterio que esas premiaciones, deben hacérselas con total imparcialidad, basándose exclusivamente en méritos reales de los seleccionados. Rechazamos toda selección que se haga –en este campo– o en cualquier otro, obedeciendo a amistades o simpatías, saltando lo elemental; es decir, el mérito real del hombre o de los hombres que se determinen para lucir en sus respetables pechos la medalla que recibirán.
Es costumbre deshonesta, que debe de ser desterrada de la conciencia nacional, ponderar por diferentes intereses a uno u otro ciudadano, dándole méritos o valores que no tienen.
Con estas premisas, nos toca con toda honestidad recomendar un nombre, para que sea escogido para que su respetable pecho luzca tal galardón. Esta vez al mérito científico de la investigación histórica de nuestras artes y costumbres. Hablamos del maestro, licenciado y doctor Hugo Delgado Cepeda. Verdadero ejemplo de abnegación y perseverancia, ha dedicado su vida entera a la cátedra y a la investigación científica de nuestros ancestros, folclor e historia de las artes; autor de diferentes artículos y textos que han grabado su ilustre nombre en la conciencia ciudadana. Tenemos conocimiento que ya se están buscando nombres para la premiación.