Decir y luego repetir que “si la Escuela de las Américas decidiera una reunión de ex alumnos, reuniría a infames e indeseables matones de todo el hemisferio”, es por lo menos una estulticia y una aberración. Soy con muchísimo orgullo un ex alumno de esa escuela. Estuve por dos ocasiones entre 1992 y 1993. Tomé tres cursos y obtuve mi diploma como “Graduado Distinguido”. Mi amigo y compañero, el teniente coronel John Merino, fallecido mientras era jefe de Seguridad del presidente Correa, también fue alumno de la Escuela de las Américas y John (que estoy seguro está en el cielo) fue “Graduado de Honor”. Los tres cursos que tomé y otros tantos que tomó John, incluyeron varias horas de capacitación en Derechos Humanos.
Mi esposa y mi hija fueron huéspedes de la institución mientras yo estaba en entrenamiento y fueron tratadas con mucho respeto. Le puedo asegurar al senador Martin Meehan y al señor Patiño que ni John Bolívar Merino Barreno ni yo, somos ni matones ni indeseables. No me imagino al presidente Correa teniendo un matón e indeseable como su jefe de Seguridad. Mi abuelo decía que cada ladrón juzga por su condición.