Generalmente, el karma “explica los dramas humanos como la reacción a las acciones buenas o malas realizadas en el pasado inmediato; también es de causa y efecto”.
En el Ecuador, salvo que tenga mucho dinero, como Alvarito, todo el pueblo asalariado o mercachifle necesita de un buen padrino, para palear el drama de sufrimiento que lo tenemos “entre ceja y ceja”. Que más o menos desde hace treinta años venimos arrastrando pasados sombríos, perversos y sin porvenir. Lo patético de esto, es que sabemos quién los provoca, causa y efecto de nuestra desdicha como país y tiene al pueblo, “entre la espada y la pared”.
Tarde o temprano, la verdad, la realidad y barbaridades salen a la luz, cuando ya no hay remedio; lo sensato es aplicar el antídoto de la prevención, la sanción y la aprehensión, que es lo justo en una sociedad civilizada. Por otro lado, es evidente la importancia que la función pública debería procurar el bienestar socioeconómico del pueblo. Tres son los males, que sin ser los únicos, que mantienen al país en zozobra: Un sistema judicial no estable, el objetivo sustancial es solucionar las cosas y casos cuando todo lo demás ha fallado. Mudos ante una inseguridad galopante, que, frente a la indefensión de la ciudadanía, sin visos de solución. Y la “famosa” y desenfrenada corrupción, sin palabras.
A poco de cumplir cien días de mandato por el señor Presidente Electo, el país presenta una nueva cara que orienta sobre la gestión de curar al enfermo; pero no será suficiente si sobre la marcha no se miran las costuras de lo simple, lo real y lo que verdaderamente aquejan. El Congreso aun en pañales, ya es noticia; “roben bien”. Es urgente transparentar la real situación del IESS, evidenciado por grandes despilfarros e inversiones fallidas. Un sistema carcelario, o “delincuencia organizada”, a estas alturas, consultas inmediatas en temas de seguridad delincuencial; “¡se fugaron para salvar sus vidas!”. Ya lo dijo alguien “lo difícil hacerlo fácil y lo fácil mejorarlo”. Sin embargo, poco o nada hacemos por cambiar. “Este es nuestro karma”.