Ningún hombre es perfecto, pero la idea en todo ser humano es superarse, alcanzar bienestar de vida y no ser sometido a ningún tipo de vejámenes, donde todos tenemos los mismos derechos. La utilización de la politiquería con fines de enriquecimiento ilícito habría entusiasmado al curita José Tuárez. Pero su endiablado emprendimiento no duraría mucho, ya que en un santiamén acabaría su vida política y abandonado por el correísmo. Pues bien, hace tiempo atrás lo conocí, sacerdote joven con vocación religiosa y realizado los votos: de castidad, humildad y pobreza. Perteneció a una de las Iglesias de la ciudad de Ibarra, y era conocido dentro de la parroquia por ser dinámico, solidario y salpicado de picardía decían sus feligreses; después lo perdí de vista hasta las elecciones del Cpccs. ¿En qué esquina se desvió de la senda de Dios?; conservar el voto de humildad, pero lo de “poverello de Asís” acabar en manos de la corrupción.