Edad tercera, etapa maravillosa del ser humano que debería ser tratada con mucho respeto y consideración, otorgándole todo aquello que realmente se merece; tomando en cuenta sus años de trabajo, entrega y sacrificio al servicio de la Patria. Me pregunto… ¿por qué no entregarles una bonificación (incentivo), por pequeña que sea, en el Día del Jubilado?; si, como sabemos, es el Estado el que, sin pedirlo, tiene la obligación de atenderlos, asignándoles, además, una pensión digna, que se compadezca con la actual situación económica en la que nos debatimos los ecuatorianos; más aún a sabiendas de que, con los años, la salud va deteriorándose paulatinamente y los servicios que ofrece el Seguro Social son insuficientes, por no decir pésimos y que, estas personas requieren atención médica permanente, a más de otros rubros, tales como: vivienda, alimentación, vestido, etc., para poder subsistir.
A propósito, los ecuatorianos nos preguntamos ¿cuál es la razón que llevó a los señores asambleístas a desestimar y eliminar de la agenda este importantísimo tema que incumbe a miles y miles de compatriotas jubilados o en proceso de jubilación? Igual que ocurrió con la propuesta de una inteligente asambleísta que versaba sobre la “jubilación especial de la mujer”… temas que, por no sumar votos “carecen de importancia” y, por ende, quedarán quizá en el valle del olvido.