Me refiero al artículo del Diario EL COMERCIO del 28 de febrero del presente que se refiere a Rubén Darío, famoso poeta nicaragüense que dominó los estratos poéticos de Latinoamérica y España a finales de 1900. En esta relación de amistad hubo una persona, un colombiano que en esa misma época era un luchador de la causa liberal contrario a los godos (eran los conservadores), fue poeta, político, senador en Colombia y luego representante diplomático en La Habana en donde residió por más de seis años acompañado de su hija Gloria.
Así estableció círculos de gran amistad con Rubén Darío, otros intelectuales y Eloy Alfaro; fue testigo del segundo matrimonio de Rubén Darío.
Publicó numerosos artículos referentes a esa amistad, escritos siempre anticonservadores, muy a favor de la causa liberal y un gran admirador de Eloy Alfaro.
Por esta amistad en una plaza de Bogotá existe un monumento a Rubén Darío y en él una placa que reproduce el principio de un poema que él dedica a Colombia y que dice:
“A Colombia
Dedicada a Julio Esaú Delgado”
Y la primera estrofa comienza:
“Colombia es una tierra de leones;
el esplendor del cielo es su oriflama..:”
El doctor Delgado que finalmente fue desterrado a Ecuador en su lucha de la causa liberal y aquí falleció; yo tenía 12 años de edad cuando esto ocurrió ya que el doctor Delgado fue mi abuelo, padre de mi recordada madre Gloria. Esto es un orgullo familiar que está basado en varios artículos, escritos, poemas de abundante producción literaria del Dr. Delgado.
Quiero manifestar también que dada su amistad con Eloy Alfaro, existe copia de una misiva que él le envía al Dr. Delgado cuando residía en Quito, en la calle Ambato y como era dado a actividades de vida social y bohemia dice así:
“Estimado Doctor Delgado:
Podría ser tan gentil de prestarme dos Ministros que están en su domicilio, que los necesito para una Sesión de Gabinete.
Suyo afectísimo
Eloy Alfaro”.
Estos son recuerdos de mi familia que quiero compartir con los lectores de Diario EL COMERCIO.