Para los profesionales del derecho, en los juzgados ahora llamados unidades judiciales, las demoras, cambios y recambios, significan una pérdida de tiempo y el cliente, piensa que es por negligencia del abogado.
El problema empieza porque los juzgados están desperdigados por varios sitios de la ciudad y los de lo Civil no están ubicados en un determinado lugar. Al llegar a los mismos, los juristas nos topamos con que es prohibido entrar y debemos registrarnos en las consabidas listas, para conseguir tal o cual providencia.
Si antes era difícil, ahora es imposible. No es admisible que un profesional de la clase que esta fuere, no pueda ejercer su legítimo derecho a trabajar e ingresar, para gestionar tal o cual trámite de su actividad y se topa con una crecida burocracia que, en lugar de ayudar, complica las cosas, violando principios básicos constitucionales y de subsistencia, que atentan contra la seguridad jurídica, puesto que los procedimientos son públicos y no discriminatorios.