Una vez finalizada la gestión del gobierno, considero oportuno referirme al pasaje bíblico de Lucas 18:2 cuando el Señor Jesús expone la parábola de un juez injusto que no temía a Dios ni respetaba a hombre alguno.
Una pobre viuda le rogaba a este juez que hiciera justicia respecto de un perjuicio que le habían ocasionado. Este juez no hizo caso de sus insistentes pedidos por algún tiempo, hasta que ya cansado se dijo, porque esta viuda me es molesta le haré justicia.
El caso es que desde 2018 le he solicitado, señor General Oswaldo Jarrín Román, ex Ministro de Defensa Nacional, que exija a la Coordinación Administrativa Financiera de ese Ministerio, cumpla con el dictamen favorable de la Procuraduría General del Estado y el pronunciamiento del Ministerio de Trabajo, respecto al derecho que tienen los servidores públicos militares en servicio pasivo, para percibir la compensación prevista en el Art. 129 de la Ley Orgánica del Servicio Público, que nos corresponde por desvinculación laboral obligatoria al cumplir 70 años de edad.
La burocracia correísta enquistada en la mencionada Coordinación, siguiendo las políticas de los ex ministros de Defensa Nacional Xavier Ponce Cevallos y María Fernanda Espinosa, desde el año 2011 en que la Procuraduría General del Estado se pronunciara favorablemente, por dos ocasiones, se ha opuesto al tramite del pago de la mencionada compensación, razón por la cual formulé por repetidas ocasiones mis denuncias al Ministerio de Defensa Nacional pero jamás recibí respuesta de su parte no obstante que la Constitución de la República del Ecuador garantiza el derecho para formular reclamos y para recibir respuestas de los funcionarios públicos. Está demostrado señor ex Ministro, que la lealtad constituye una obligación solo para el subalterno, pues el superior ni respalda ni defiende a sus colaboradores ante actos de injusticia flagrante como el caso de marras. ¡Que le vaya bonito, señor ex ministro de Defensa Nacional!