¿Y los jubilados qué...?

Hablar de los jubilados, en muchos de los casos, es hablar de soledad, pobreza, abandono, desamparo e indiferencia total por parte de los gobernantes de turno que no se compadecen con la situación de los ancianos: una de las clases más vulnerables y marginadas de la sociedad pues, para nadie es desconocido, que las pensiones jubilares, desde hace algunos años, permanecen congeladas y, cuando se las incrementa, el aumento es, irónicamente, de algunos míseros centavos, constituyendo una burla para estas personas que entregaron gran parte de su vida al servicio de la patria y que, hoy más que nunca, necesitan de su apoyo para lograr su subsistencia y su salud, habida cuenta de que los servicios médicos del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, IESS son completamente ineficientes.

Cabe mencionar que, con estas irrisorias pensiones, los adultos mayores ni siquiera tienen acceso a solicitar una tarjeta de crédito, tal es el caso una tarjeta, cuyo límite máximo es de 65 años lo cual, a mi modo de ver, constituye un acto cruel y eminentemente discriminatorio. En fin, podríamos concluir afirmando que, en el Ecuador, el maltrato a los ancianos es evidente.
¿Será que algunos piensan que la juventud es eterna y que ellos jamás van a envejecer?

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