Tengo recuerdos desde el Estadio de “El Arbolito” y la inauguración del Olímpico “Atahualpa”. Asistía (pretérito pluscuamperfecto) al Estadio “Bellavista” cuando venían equipos de Quito.
Lo he dejado de hacer, vista la actitud de algunos, (¿muchos?) jugadores, dirigentes, “periodistas” y público en las gradas.
De las cinco categorías: 1. Curiosos. 2. Aficionados. 3. Hinchas. 4. Fanáticos y 5. Enfermos, llegué a la tercera, pero hoy pertenezco a la 1ra, en buena hora.
Por qué este comentario, se preguntarán.
Fácil. Me acabo de enterar de alguien, no sé quién, ha dicho: “Es preferible contratar jugadores extranjeros, que son más baratos, antes que nacionales, porque piden mucho dinero”. Palabras más, palabras menos.
¿Los jóvenes nacionales, se han auto cotizado?, ¿los han sobrevalorado? O ¿hay intermediarios que lucran en un buen negocio? Ojalá existan respuestas.
Pero hay preguntas que me tienen intrigado desde hace mucho tiempo: de cada 1000 jóvenes que quieren mejorar económicamente, haciendo de este deporte una profesión, ¿cuántos saben leer y escribir correctamente? ¿Cuántos han culminado la educación básica, el bachillerato? No digamos estudios universitarios.
De esos 1 000 jóvenes, ¿cuántos logran verdaderamente sobresalir en su interés deportivo? ¿Y el resto? ¿A qué se dedican? ¿Que hacen con su vida? ¿Qué aprendieron para defenderse y progresar?
Estoy seguro que no soy el único que me hago estas interrogantes. Espero que alguien intente las respuestas.