La reciente presentación de cifras macroeconómicas ratifica lo que el del estado llano percibe, gran demanda de bienes y servicios, ventas magnificas en casi todos los sectores, liquidez y un generoso gasto del Gobierno. El empresariado no tiene queja en estos tiempos, creo que se repite el fenómeno de los años setenta con los altos precios del petróleo, se siente una situación boyante. Pocas voces alertan de los peligros del espejismo que confunde dinero con desarrollo. Sin embargo, parte importante de la población no está contenta, algo falta y ese algo es paz, sosiego, tranquilidad. El Gobierno, a través de su desmedida publicidad, de sus sabatinas, de esa actitud de camorra permanente que no solo ha caracterizado al Jefe de Estado, sino que se hace extensible por imitación a los ministros y más jerarcas, unos más unos menos, es lo que tiene a buena parte de la población medianamente pensante molesta, resentida e irritada. Decía por ahí un amigo que este Gobierno es como las hemorroides, no te matan pero ciertamente te irritan.