Por soberanos no brindamos explicaciones sobre nuestras amistades, particularmente al “imperio” que osó exigir le preguntáramos sobre su programa nuclear.
Alarmados EE.UU., Unión Europea y otros acordaron restringirles el comercio, ahora con no comprarles petróleo, un harakiri con tal de prevenir obtengan tecnología nuclear.
Ahmadinejad presidente de Irán, ultraconservador, no cree en la igualdad de género, a favor de la lapidación y pena de muerte, promueve la destrucción de Israel y sostiene que el Holocausto es un mito aliado de la Segunda Guerra Mundial. La Cancillería reconoció que estas relaciones comerciales están lejos de ser prósperas.
La nueva política exterior ecuatoriana enfocada hacia profundizar relaciones de amistad con este tipo de líderes lejos de traer prosperidad traen consigo oscuros cuestionamientos: ¿Justifica el magnánimo deseo de reconocimiento de la actual administración por ser vistos como país soberano so pena de exclusión comercial?