Aunque en la superficie el país deja ver un cambio superlativo, todos los procesos de gestión son electrónicos, las carreteras recuerdan a Europa del Norte, los edificios públicos se han renovado, la rehabilitación patrimonial vive un boom, los tiques comandan los turnos; al interior, el país es el mismo o peor que el de siempre: el jardinero jamás llega, los procesos contractuales regresan a los departamentos pertinentes porque se suscitan errores, las transferencias de los dineros del Estado hacia los contratistas deben afrontar un nuevo paso: dos días en el “portal” del Banco Central que frecuentemente está “colgado”, los funcionarios siempre están en una reunión, los teléfonos “móviles” jamás contestan, los taxis desocupados pasan raudos, y sólo sirven con “sueltitos”, la población masculina escupe en la calle, todo va ha ocurrir en “una media horita” que fácilmente puede significar: ¡meses! La lista es larga… las sugerencias de este buzón, ningún funcionario registra, pese a la gentileza de este periódico, me despido y les deseo mucha paciencia.