Soy cuentacorrentista, desde hace unos 40 años, de uno de los bancos más antiguos del país, en el cual observo que mientras crece el número de sus usuarios, decrece la calidad de sus servicios. En efecto, estuve recién en una de sus sucursales del norte de la ciudad y fui atendido, nada menos que en 45 minutos en una transferencia bancaria entre dos cuentas del mismo banco.
Algo peor, un señor quería que solamente se le suspenda las retenciones que se hacían en su cuenta para pagar los servicios de la E.E.Quito y no pudo ser atendido; una señora quería tan solo retirar su estado de cuenta y otra exclusivamente retirar una nueva chequera, y las cuatro personas tuvimos que esperar el mismo tiempo para asuntos tan sencillos y comunes.
Indispensable es que la superintendencia del ramo, realice esporádicas auditorías operativas para conocer la experiencia y conocimientos de los empleados; la eficiencia y modernidad de los equipos de computación y la operatividad de los sistemas internos, pues mientras unas sucursales funcionan muy bien, otras son motivo de reclamo permanente de parte del público.