Existimos todavía, somos la mayoría, los ecuatorianos que no estamos a favor ni en contra del Gobierno, deseamos un país libre, soberano, gozar de nuestro derecho al trabajo, de estabilidad para nuestros hogares.
Digo lo anterior porque no quiero ni atacar ni defender al Gobierno, solo quiero que alguien me explique las palabras presidenciales, cuando refiriéndose a algún legislador, ya en varias sabatinas, dice que lo reta, para que se despoje de su inmunidad parlamentaria, para él despojarse de la suya.
En primer término, la llamada inmunidad parlamentaria es un derecho irrenunciable; segundo, la carta política solo la prevé para los legisladores en el art. 128 cuando indica que “los legisladores no serán ni civil ni penalmente responsables por las opiniones, decisiones o actos que realicen en ejercicio de sus funciones”, es decir, queda claro que no solo la mentada norma es exclusiva para los parlamentarios, sino que es un derecho irrenunciable.
Para el caso del Presidente de la República, no existe tal norma, lo que tiene es fuero de corte, es decir, que será juzgado únicamente por el Presidente de la Corte Nacional de Justicia, previa la autorización de la Asamblea conforme el numeral 10 del art. 120 de la Constitución. Esto es otra cosa, no existe la inmunidad presidencial, por lo que tampoco puede ofrecer renunciar el Presidente a un derecho que no tiene.