Me indigna oír y ver todos los días a periodistas enfermos de odio que se autovictimizan y se respaldan entre sí. Se pasan horas y horas tratando solo un tema: “libertad de expresión”. Ahora andan de gallazos porque según ellos Correa debe someterse a las decisiones de la Corte Interamericana y sobreponer sus leyes por sobre nuestra Constitución.
Disculpen pero en esta etapa de recuperación de la dignidad hasta yo me indigno y les mando a callar. ¿Será que nosotros como consumistas de la prensa podremos ir a la Corte Interamericana de DD.HH., a interponer una demanda por la pobre calidad de programación que recibimos de los medios privados? ¿Podremos ir a tan famosa corte y sus relatores a poner nuestro punto de vista? Los iluminados periodistas se cabrean porque les abruman de cadenas, acaso no cabrea e indigna soportar todos los días y por horas a un Abad, sus bailarines, su gallito y sus mediocres análisis, por ejemplo. La libertad de expresión no es propiedad privada de los periodistas y por más que se afanen en manifestar que la afectación es para todos, sepan que ya estamos grandecitos ideológicamente hablando para dejarnos sorprender. Talvez en las próximas elecciones llegue un títere político que se rinda ante ustedes y sea calificado de demócrata y con eso retomar su “normal” funcionamiento. Si tenemos la misma basura informativa seguiremos inmersos en la más profunda mediocridad.